Halloween, sexo, la derecha y los silogismos

Por desgracia, no todo es cineUn total de cuatro víctimas mortales en una fiesta de Halloween. ¿Cómo responde la alcaldesa de Madrid? Pues diciendo que no se harán más. Es curioso, pero no sé por qué, no esperaba otra cosa. ¿Pedir responsabilidades? ¿Actuar con criterio?

No, no vaya a ser que salga una posible responsabilidad del propio ayuntamiento en no revisar lo que se hace en sus espacios cedidos. No, no vaya a ser que el shock por la desgracia se desaproveche y no de lugar al  enésimo recorte de libertades para la juventud. Ya lo traté en su día, no quiero extenderme más sobre la doble moral respecto al alcohol. Sin embargo, dicho queda.

Curiosamente, mientras leía esta crónica en la edición digital del Deia, me vino lo mismo a la cabeza. Luego me he dado cuenta de por qué. En ambos casos se trata de aprovechar la conmoción creada por una situación extrema, tomar la anécdota como la norma y aplicar una moral muy determinada.

Pero, en este último caso, no tengo opinión. Puedo entender las peticiones de las ONG, porque viven de frente el día a día de estos dramas. Pero luego se me ocurre, ¿Se puede evitar por ley que ocurran este tipo de cosas? Bueno, sí, podemos enviar al cerdo de turno a la cárcel. Pero, ¿No sería mucho más necesario una educación que permitiera a estar personas, que lo son, y a sus entornos tener los medios necesarios para defenderse de un posible acto de depredación? Para esto, da igual si ponemos la edad de consentimiento a los 13 que a los 16.

El otro punto que me ha llamado la atención, ha sido la afirmación del psicólogo Javier Urra que presenta como argumento para elevar dicha edad… Que el lóbulo frontal no termina de desarrollarse hasta los 21 años y que eso inhabilita para tomar decisiones.

He tenido que releer lo que ponía para darme cuenta de las implicaciones de lo que este señor, que será muy psicológo, pero en ninguna parte aparece como neurólogo o psiquiatra, nos dice.

Esquema ilustrativo tomado de monografías.com

De hecho, cuela, como quien no quiere la cosa, que a los 18 se alcanza la madurez jurídica, pero…

Lo he consultado. Es su discurso de siempre, no es algo que Deia se saque de la chistera.

Para empezar no hay ningun estudio que demuestre, ni es un hecho avalado por ningun consenso científico, que «lóbulo frontal desarrollado» equivalga a madurez emocional. Se trata de un silogismo bastante burdo: dado que hay indicios de que la personalidad depende en gran medida del lóbulo frontal, cuando madura se ha llegado a la madurez emocional.

Ah, entonces una persona a los 40 tiene exactamente la misma personalidad que a los 21. ¿O los cambios que vienen después ya son dentro de una madurez? ¿Como el vino, después de reposado unos años en barrica, es mejor la mente humana?  Es que, para empezar, el propio concepto de «madurez emocional» resulta quebradizo y de todo menos objetivo.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario