Trilogía de Aquasilva y Vespera, de Anselm Audley: Herejía (I)

Siempre se puede intentar resumir toda la trilogía en una frase: joven aristócrata descubre herencia mágica ligada a familia imperial completamente desquiciada. Esto es tanto como decir que la historia de Napoleón Bonaparte se puede resumir en: militar de provincias se convierte en emperador de los franceses. No deja de ser cierto, pero tampoco deja de ser una simplifación excesiva.

Por lo tanto, trataré cada uno de los libros en distintas partes.

Para empezar, el protagonista y narrador en primera persona se aparta un tanto de los cánones que rigen en la fantasía clásica, tal y como se definió a mediados del siglo XX. Cathan Tauro, vizconde y heredero del clan de Lepidor, no es muy espectacular a primera vista. Un joven más bien enjuto y de pelo oscuro con ojos azules y aspecto enclenque, no resulta carismático y carece de ambición y de habilidades evidentes para la guerra. A pesar de ser el heredero al condado está más interesado en el estudio de los océanos a través del importantísimo Instituto Oceanográfico que por gobernar su clan, el más boreal del continente Océanus, algún día.

De todas formas, teme por el futuro de su ciudad porque sus recursos mineros, en forma de piedras preciosas, están perdiendo valor. Un día se descubre fortuitamente en la misma mina uno de los recursos más preciados de Aquasilva: el hierro. El planeta carece de grandes extensiones de tierra y los metales son raros, sobre todo para las armas. Pero el conde Elníbal no se encuentra en Lepidor en ese momento, sino en una reunión de condes al otro lado del océano.

Por lo tanto, y tras conseguir la aprobación y recibir un extraño aviso sobre las religiones por parte de su madre, el joven parte a Taneth, la gran ciudad comercial de Aquasilva donde se está dando la reunión con unas muestras del metal y un salvoconducto para poder entrevistarse con él. Comparte el viaje con Sarhaddon, monaguillo del zigurat, o templo de Lepidor, al que envían a la Ciudad Sagrada a concluir su aprendizaje. La Ciudad Sagrada es el centro del poder del Dominio y se encuentra en la parte sur de Equatoria, el continete obviamente ecuatorial del planeta pero que tiene la particularidad de constituirse dos partes, una al sur y otra al norte, casi iguales pero separadas por un un mar poco profundo salpicado de islas en las que se asienta la propia Taneth.

Si bien la primera parte de la travesía la realizan en un barco de superficie, una vez llegados a la capital de Océanus, Pharassa, toman una manta o buque submarino con propulsión de aletas. Literalmente. Por el camino a Taneth, sin embargo, son atacados por una manta negra de la que ya han tenido noticias anteriormente. Los atacantes son seguidores de la Sombra, que matan a uno de los inquisidores del Dominio que hay a bordo. Es aquí donde Cathan conoce a Ravenna, una maga de dicho elemento que descubre el potencial de Cathan para la magia. Al saber que se trata del hijo de Elníbal, dejan marchar a Cathan con un brazalate especial y un mensaje para su padre, no sin que antes Sarhaddon y él se den cuenta de que una de los sacerdotes del Dominio de más alto nivel está entre los mismos heréticos.

Por fin consiguen llegar a Taneth y ambos se asombran ante la gran ciudad. Consiguen, por fin, encontrarse con el conde y hacerle saber las buenas noticias, momento en el que Sarhaddon se despide y continúa su viaje. Mientras cierran el contrato para el transporte y venta del hierro, conocen a Hamílcar Barca, señor de una gran familia de mercaderes en franca decadencia y que tiene una secretaria particular, Palatina, cuyo parecido físico con Cathan todos encuentran extraordinario, pero ella es incapaz de recordar absolutamente nada del pasado. Viendo un trato ventajoso para todas las partes, lord Barca y el conde firman el contrato.

Mientras el futuro de su clan parece aclararse, Cathan todavía le da vueltas al mensaje que los heréticos le dieron para el conde, este termina explicándole que va a tener un aprendizaje especial, pero se niega a explicar nada más. Es durante esos días cuando pasea por Taneth  con Palatina, cuando son atacados sin previo aviso.

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